Karma: ¿castigo o elección?

Siempre que escucho a alguien hablar sobre el karma son comentarios del tipo: «Pues he debido de ser muy malo en otra vida, porque mira lo que me está tocando pasar ahora…»,  como si el karma fuera una especie de castigo.

Y el motivo de mi escrito de hoy es mostraros una visión diferente de lo que (al menos para mí) es el karma, y desvincularlo precisamente del concepto de castigo, culpa, destino o venganza.

Para mí la idea que lo explicaría, sería la de que todo es cuestión de ELECCIÓN. Como si antes de nacer eligiéramos o programáramos algunas de las características que vamos a asumir en nuestra personalidad, o experiencias que el alma todavía no ha experimentado en un cuerpo terrenal (intentaré desarrollar este concepto más adelante). De modo que si un día herí a una persona, en esta vida elijo ser herido, pero no como castigo o deber, sino como elección, porque deseo experimentar que se siente al ser herido. Ni siquiera tengo por qué ser herido por la misma persona a quien yo herí, es posible, pero no necesario. Como veis se trata de elegir vivir una experiencia que todavía me falta para ir completando la totalidad de mi experiencia como ser humano.

karma_otra_mas

Todos, a lo largo de nuestras múltiples vidas vamos a conseguir experimentar todo: ser compasivo, pero también ser cruel, ser paciente, pero también carecer de paciencia, amar a nuestros hijos, pero también abandonarlos, el éxito, pero también la derrota, la alegría, pero también la tristeza… Y para eso hace falta morir y renacer bastantes miles de veces…  Cada uno tiene su propio ritmo, cada uno elige el tipo de reto a enfrentar, y la intensidad de este. Quien quiera avanzar rápido elegirá más de un reto en una misma vida, o más «difíciles». Quien quiera ir más despacio o tomarse un descanso elegirá vidas más tranquilas. Nada es correcto o incorrecto, nada es mejor o peor, simplemente se trata de elecciones. Desde las esferas más elevadas de la realidad se nos mira con reverencia hayamos elegido una vida de las fáciles o una de las difíciles, porque al final, TODOS vamos a tener que «cursar» TODAS las asignaturas que el Universo ofrece a los seres humanos. Porque Dios nos envió, como fragmentos suyos, a experimentar su propia creación, y necesita los reportes que hagamos todos y cada uno de nosotros, con sus riquezas y matices, según lo viva cada uno. Lo importante es vivir en nuestra carne la experiencia de ser humano.

Y como os decía, cursamos «asignaturas» de vida, como si vivir fuera acudir a una escuela. Y en esa escuela hubiera diferentes grados o cursos, que por poner un símil irían desde jardín de infancia hasta un doctorado universitario. Todos debemos de pasar por todos los cursos y aprobar todas las asignaturas. En caso de no pasarlas se nos da la opción de repetir asignatura o curso, hasta dominarla bien. El objetivo es solo aprender para trascender.

Como vemos, todos los seres humanos nos distribuiríamos en los diferentes niveles o grados, y dejando la metáfora a un lado, cada uno nos encontraríamos en un determinado nivel consciencia. Y a base de vivir y de experimentar iríamos subiendo de nivel. NUNCA volvemos hacia atrás en esto, es decir, cada mi nivel de consciencia nunca va a ser inferior al que tengo a día de hoy, siempre vamos sumando.

Y es bonito comprender esto, porque si contemplamos a la humanidad, en su totalidad, distribuida como en esta escuela vamos a poder entender por qué hay personas que van por la vida todavía experimentando instintos muy primarios, y otras personas ya muy avanzadas, aproximándose a ese «doctorado» o iluminación. Y al igual que uno puede ser un adulto estudiando una carrera que le motiva muchísimo y en la que ha puesto mucha intención, habrá también niños que estén el primero de preescolar. Y la consciencia que tienen ambos es totalmente diferente, y lo que se le va a «exigir» a cada uno de ellos es también totalmente diferente. ¿Hasta ahora se entiende? Espero que sí, si no ponédmelo en los comentarios y le doy un enfoque mejor…

El caso es que comprendiendo esto de los niveles de consciencia y lo que se le puede pedir a unos y a otros según «su edad de alma», quiero llegar a otro concepto que me resulta también clave y va muy vinculado a todo esto que es el de RESPONSABILIDAD. Es decir, que al almita más crecida se le va a pedir más responsabilidad para con sus actos que a la pequeñita, lo mismo que haríamos con un niño. Y a medida que ese niño vaya madurando y creciendo su grado de responsabilidad ira creciendo también en proporción.

Y me gustaría mencionar también algo bonito que escuché decir a la Doctora Amelia Ruiz, de la Escuela Pithagórica, a la que admiro muchísimo, y es que parte de la responsabilidad de las «almas más viejitas» es hacer de protección y de acompañamiento a las «almitas más jóvenes». Y ya digo, es algo bonito y que me gustó, porque ayuda a mirar con más compasión a todo el mundo: al que va por la vida con la experiencia equivalente a un niño de 2 años, y al que está ya en la universidad. De modo que mostraré protección y compasión hacia el pequeño y me dejaré proteger y ser mirado con compasión por el mayor a mí.

El caso es que todo este «cursar asignaturas» nos va a llevar a TODOS algún día a ese doctorado universitario. Y cuando el último de nosotros haya aprobado el último examen de ese doctorado será cuando todos, TODOS AL MISMO TIEMPO, crucemos el umbral de la iluminación. Mientras el último de nosotros no llegue a esa puerta el resto no cruzará. El resto estará esperándole con la mano tendida para ayudarle a llegar.

Qué maravilla, verdad? Bueno, pues si me permitís, me gustaría extenderme un poco más respecto a eso que os comentaba antes de la planificación previa al nacimiento, que todos realizamos, aunque una vez encarnados ya no somos conscientes de ello.

Creo que existe un estado «entrevidas» en el que planificamos o esbozamos la vida futura. Estas elecciones se toman en base a superar retos o «asignaturas pendientes», que nos ayudarán en nuestra progresión espiritual. Me gustaría comentar, que, a pesar de planificar la futura vida, todos contamos con libre albedrío, es decir, que nos podemos desviar de ese plan prenatal siempre que lo deseemos. Al final, esa planificación busca nuestra evolución espiritual, pero no quiere decir que sea el único camino posible para llegar a una meta. Esta planificación prenatal tan solo sería como trazar un mapa que nos lleva por la mejor vía, y también la más rápida, o hablando metafóricamente, como si se tratara de una autopista. Pero el libre albedrío (que sería equivalente a salirse de esa autopista y seguir avanzando por una carretera secundaria) también nos haría tener experiencias y vivir otras cosas que nos ayudarían a crecer. Todos los caminos llevan a ROMA, dicen; pues aquí todos los caminos llevan al AMOR (y hago un guiñito a esta palabra en espejo, jeje!)

Esta planificación no se hace en solitario, sino que se toman decisiones o se encajan piezas de puzzle entre las diferentes almas que posteriormente se encontrarán ya encarnadas. Para ello cuentan con el asesoramiento de almas guías o maestras que  aconsejan sobre cómo encajar esas piezas de la manera más beneficiosa para  nuestro crecimiento espiritual.

Si alguien está interesado en el tema de la planificación en ese estado «entre vidas», os recomendaría dos libros de Robert Schwartz: «El plan de tu alma» y «El don de tu alma». En ellos se contemplan diferentes historias de personas reales, con retos de vida tan potentes como la pérdida de un hijo, vivir un atentado terrorista, sufrir enfermedad mental, el aborto o el suicidio. A mí me gustaron mucho.

Espero que a vosotros también os haya gustado el post de hoy, o por lo menos os haya hecho pensar o preguntaros cosas. Como siempre os doy las gracias por vuestra compañía y por haberos tomado el tiempo de leerme. Sois una suerte en mi vida.

Hasta pronto! Que tengáis un día precioso.

Un abrazo enorme,

Ultreia

Un comentario en “Karma: ¿castigo o elección?

  1. Pingback: Jugar las cartas de la vida con alegría | Almas Gemelas: Recordando el camino a Casa

Deja un comentario