De vuelta tras perderme en el desierto

Hace muchísimo tiempo que no escribía nada… Como he puesto en el título, siento como si todo este tiempo atrás hubiera caminado por un desierto interior… sin rumbo, en sequía espiritual… Es como si hubiera perdido la conexión con «mi mundo de Arriba», y con mi propia esencia.

He estado viviendo una especie de alergia hacia todo lo espiritual, y hacia mi intuición, quizás como manera de poder recuperarme del «tortazo» que supuso en mi vida esta experiencia de conexión con mi alma gemela. Me ha costado mucho recuperarme de la pérdida tan grande que me supuso «perderle» una vez más. Y aunque a temporadas me parecía haber superado el duelo, supongo que el proceso es más largo de lo que pretende nuestra mente con su razón, y el que manda en realidad es el tiempo del corazón y sobre todo el tiempo de Dios.

Hoy he estado haciendo una meditación en la que justo he revivido una vida con él en la que nos amamos mucho, pero que terminó trágicamente con mi muerte y él desolado por la pena… Y yo, ya en forma de espíritu, le decía «Estoy en tu corazón, y siempre lo estaré, y tú lo estarás en el mío. Nuestro amor siempre vivirá en nosotros». Y así es, porque el amor jamás muere: «A+Mor»= «No+muere».

Estos días atrás decidí que ya quería salir de ese desierto y volver a ser yo, porque sin esa parte espiritual en expansión no soy yo…. soy tan solo mi parte física sumida en la tristeza y entrando a capote en la cruda realidad. Necesito de mi parte espiritual para vivir desde otra perspectiva que me permita sentirme sostenida en todo momento por las manos de Dios. Y, como hija pródiga, hoy vuelvo a Dios, vuelvo a querer bucear en esa esencia de Él que vive en mí. Y quiero sentir en cada poro de mi piel que deseo vivir, lo bueno y lo malo, las risas y las lágrimas, porque sé que lo que toque vivir. Él lo tiene reservado para mí. Y quiero vivir desde el agradecimiento, desde la sorpresa, desde la ilusión de que en cada rincón de mi día a día hay una oportunidad para crecer, aprender y sobre todo amar…

Y quiero vivir irradiando la Luz de ese amor que tuve la suerte de conocer gracias a la experiencia de conexión con mi Alma Gemela. Porque a su lado yo solo podía ser luz. Una luz alegre y radiante con una capacidad de amar desbordante. Qué afortunada me siento por haber podido vivir algo así. Y qué afortunada soy de haberlo perdido y de haber trascendido el duelo más difícil de mi vida ( o por lo menos seguir avanzando en ello), porque ahora sé que ese Amor estaba en mí antes de conocerle a él, solo que no lo sabía. Él fue la persona capaz de pulsar la tecla maestra de mi alma para activar mis motores de Amor incondicional, y sobre todo, fue él quien me enseñó que poner este amor al servicio de los demás es a lo que estaba llamada.

Amor del Cielo, gracias por presentarte en mi vida. Aunque en esta vida no nos toque estar juntos, que sepas que, aunque ya no te piense cada día, siempre te seguiré amando, a través del tiempo y del espacio. Gracias Dios mío, por cuidarme y llevarme de tu mano cada segundo de este trayecto.

Y gracias a todos por leer este texto. Espero, a partir de ahora, escribir un poco más a menudo.

Un abrazo del alma.

Ultreia

Deja un comentario